28.9.10

Magdalena vieja.

Magdalena, dulce vieja,
¿Aún quedan niños jugando
en tus veredas? ¿Aún quedan;
al pie del acantilado;
esas florecitas lilas,
aquellos amantes tiernos
que en tu niebla se escondían
para confundirse a besos?

¿Qué fue de esas señoronas
que en sus puertas criticaban,
entre muchas otras cosas,
las faldas de mi muchacha?

¿Y qué de aquel solitario
que cada tarde bajaba
hasta el borde de la playa
con un cigarro en la mano
para rezarle al ocaso?

Se arrodillaba y temblaba
¿Recuerdas? ¡se parecía
tanto a tus calles!... a mi alma.

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