15.4.10

Ay!

El viento avienta tus huesos;
Ay de ti!, pobre Víctor;
y tu corres tras de ellos
como un perro desnutrido.
El viento ríe siniestro
le parece tan divertido
verte roer tus huesos.
¡Tus propios huesos, pobre Víctor!

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