19.4.10

Repente evolutivo

Hay una flor tan hermosa que cada vez que el viento, tibio de la tarde, la roza vibra radiante como a punto de romper en alas. Y si aun las alas conquistara, y llenara de luz con su vuelo los cielos ciegos de nubes, seguiría siendo tan bella que los bosques no la sufrirían ni los mares le darían su alimento. Entonces, herida de cansancio y hambre, no tendría más remedio que incendiar su canto y ascender feroz, violentado el cielo con el cuerpo en fuego, hasta fundirse; una noche como esta; en estrella.

No hay comentarios: